Kirsten Sehnbruch: "No es que la precariedad ya no exista, sino que cambió de cara”
Tras largos años estudiando el mercado laboral chileno y a punto de radicarse en Londres, la académica asegura que “volver a discutir una reforma previsional con este mercado laboral es construir sobre arena”.
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Veinte años no pasan en vano. El mercado laboral que estudiaba Kirsten Sehnbruch, hoy investigadora asociada del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes) de la Universidad de Chile y recientemente nombrada global professor de la London School of Economics (LSE), cuando llegó a Chile “hoy no existe”, dice, “en base a la sensación, pero también a las estadísticas”.
La académica de origen alemán ha tenido motivos para mirar fotografías y otros documentos que guarda de sus primeros años en el país, mientras se prepara para radicarse en Londres desde marzo. La beca de LSE con la British Academy la tendrá en la capital británica dedicada sólo a investigación por al menos tres años, algo que, dice, “no se da en América Latina”.
Aunque reconoce que en el país la calidad del empleo ha mejorado, no es del todo optimista. “No es que la precariedad ya no exista, sino que ha cambiado de cara”, señala.
Agrega: “En Chile, la calidad del empleo no ha sido prioridad, sino la cantidad. Cuando la cesantía es baja, la gente se despreocupa. Y la cesantía no es un buen indicador de lo que está pasando en el mercado laboral”.
- ¿Por qué?
- Hasta ahora, el supuesto era que el sector formal no tenía problemas y el informal sí. Esa forma de pensar ya no sirve, porque en el sector formal hay un gran segmento que se ha informalizado, con contratos a plazo fijo o los trabajos formales que rotan.
- ¿Es preocupante a largo plazo?
- Esto genera problema previsional. Con este mercado laboral, no hay sistema que funcione, sea con AFP, cotizaciones individuales, estatal, de reparto... Volver a discutir una reforma previsional sin solucionar esto, es construir casas sobre arena. Los datos del seguro de cesantía indican que en promedio los trabajadores en Chile rotan cada tres años. Y cuando están entre empleos, dejan de cotizar, sobre todo los de plazo fijo, que rotan en promedio cada 10 meses.
- ¿No es momento de hacer una reforma de pensiones?
- No va a aportar tanto como se espera, porque los trabajadores no cotizan durante la mitad de su carrera. Con un mercado laboral así, el Estado tiene que poner muchos recursos y los recursos son limitados.
Trabajador desechable
Para Sehnbruch, la nueva precariedad laboral también genera un problema de productividad.
“Con esta rotación, nunca habrá un capital humano avanzado, porque no hay inversión sistemática en capacitación”, señala. “No se capacita de manera homogénea a través de sectores, categorías y capacidades. Siempre se trata de homogeneizar hacia abajo: poner el estándar mínimo requerido y no el máximo”, sentencia.
- ¿Es un problema cultural?
- En Chile hay una cultura de trabajadores desechables, por el lado de los propios trabajadores que no valoran la estabilidad y la trayectoria dentro de una empresa, y de los empresarios, que cuando no les gusta el trabajador lo reemplazan.
- ¿Qué políticas públicas le parecen clave?
- Es urgente incentivar que los trabajadores se formalicen y se mantengan en el mercado laboral. Una medida es el impuesto al ingreso devengado, que es un subsidio a los bajos ingresos, y es mucho más barato que el futuro apoyo social a un hogar que cae en la pobreza o la cárcel. Con los datos que tenemos en Chile, es evidente que se puede hacer.
- ¿Y flexibilizar el mercado laboral?
- Mucha gente piensa que este mercado laboral es rígido, por las indemnizaciones, etcétera. Pero en realidad hay una flexibilidad de facto. Cuando esa flexibilidad es muy grande, tiene un costo muy grande. Hay un nivel óptimo y nosotros lo pasamos hace rato.
Desafíos pendientes
“La política pública en Chile está en manos de economistas y para que un economista calcule, necesita datos” y “si los datos no están, el economista no calcula y el problema desaparece. Es un círculo vicioso no sólo en Chile, sino en toda la región”, dice.
-¿Le parece que hay falencias en los datos laborales en Chile?
- Resultados contradictorios. Los datos más fiables son los administrativos, pero también se contradicen entre el Servicio de Impuestos Internos y el seguro de cesantía (...) Chile debería moverse hacia un sistema integrado, tipo registro social de hogares, pero hay un montón de análisis antes de hacerlo. Yo partiría por ahí. Las encuestas son buenas y las hemos estrujado bastante, pero en datos administrativos estamos empezando”.
- ¿Cuál es para usted el mayor desafío de Chile en materia laboral?
- Cerrar la brecha antes de que nos pegue el cambio tecnológico. Hay que avanzar en capacitación, en calidad de empleo y pensiones. Imagínate el sistema previsional que tenemos, pero con mayor desempleo porque los puestos de trabajo desaparecen.
- ¿Es la migración un desafío?
- El mercado laboral chileno ha logrado absorber a muchos migrantes sin que se haya disparado la cesantía. Hasta ahora vamos bien, pero si llega un millón más de trabajadores, en circunstancias económicas no tan brillantes, será más difícil. Es clave diversificar la estructura productiva.